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Sarah Bernhardt: Mujer, actriz, judía
Mujer,
No pocos conocieron impagables deudas con Sarah Bernhardt (18441923). Cuando en 1870 Paris fue invadida por Prusia obligando al monarca
Napoleón III a fugarse de la ciudad, Sarah no dudó en convertir su teatro
Odeón en un hospital con el propósito de ofrecer atención y consuelo a los
heridos.
Un acto que acaso no sorprendió a médicos y soldados leales a Francia y
contrasta con el del cobarde monarca.
Era ya sensual y celebrada figura en los escenarios de Paris después de
una áspera adolescencia.
Como actriz y judía se presenta en múltiples escenarios desde Londres a
Moscú y desde Nueva York a México y Buenos Aires ante múltiples
auditorios que, con escasa o nula comprensión del francés, fueron
atrapados por su voz y semblante.
Años después, cuando un torcido tribunal militar pretendió juzgar a Alfred
Dreyfus por presunta traición, Sarah se unió a Emile Zola en una encendida
protesta contra una trama que reveló una vez más que el odio al judío se
manifiesta incluso en regímenes que se creen gobernados por la tolerancia
y la fraternidad.
Ciertamente, pagó alto precio por esta actitud no sólo en los escenarios
donde interpretó a Shakespeare y a Dumas.
También su hijo se alejó de ella por haber asumido actitudes que él apenas
comprendía.
Los primeros años
Inserta en altos niveles de la aristocracia francesa, su madre Judith
matizaba sus días y noches con múltiples amantes. Con alguien de ellos se
embarazó y dio a luz a Sarah en junio 1844.