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Una adolescente embriagadora
Arent nació en suelo alemán (Hannover) en 1908. Desde temprana edad,
gustó navegar sin escollos por la literatura griega y latina en sus lenguajes
originales.
Frisando los 17 años llegó a la universidad de Marburg y de inmediato
provocó curiosidad y pasiones.
Su belleza personal y la erudita curiosidad que ya revelaba encendieron a
los estudiantes.
Sin embargo, fue el encuentro con el admirado maestro lo que avivó su
cuerpo y su fantasía. Y él, arrebatado por la virginidad y la lucidez
intelectual de Hanna, empezó a anudarla con alusiones filosóficas y
arrebatos poéticos.
Poco tiempo después conocieron discretos y sensuales encuentros.
Con algunas pausas se prolongarán cinco años. Un compartido secreto
que se desnudará sólo cuatro décadas después.
En 1929 Arendt presentó su tesis doctoral sobre San Agustín y contrajo
matrimonio con el judío G. Stern, vínculo que duró pocos años.
En este periodo cultivó contactos con Martin Buber y con la familia
Schoken, dueña entonces de una amplia red de periódicos alemanes.
Al paso del tiempo algunos de sus miembros llegarán a Israel para fundar
el periódico Haaretz. Otros preferirán levantar una editorial en Nueva York.
Por las actitudes y planteamientos adversos al nazismo Anna fue
encarcelada. Para su fortuna, uno de los guardias le ayudó a fugarse y ella
resolvió escoger a Paris como refugio.
Allí tejió relaciones con la bohemia intelectual de la ciudad, entre ellos
Walter Benjamin y Raymond Aron.