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¿Cuáles deben ser sus límites?
Permitir a los palestinos la opción de asumir la feliz y responsable opción
de la libertad. Sólo así se abrirán cauces a un olvido deliberado 4al menos
parcial4 de las heridas mutuamente infligidas.
Oz no señaló posibles modalidades de cooperación entre israelíes y
palestinos. A su parecer solo cabe una negociada distancia a fin de soslayar
una perversa dialéctica verdugo-víctima.
En el andar del tiempo ambas partes deberán repararse y renacer.
Algo más: entre Dios y Satán
Oz sabe que fuerzas diabólicas dominan en el mundo y mantienen un
conflictivo diálogo con Dios.
Recuerda que Job y Goethe no dejaron de apuntarlo.
Es más: se reproducen y multiplican en nuestra conciencia y conductas. Y
sólo cuando la presencia satánica 4el mal en todas sus expresiones4 es
reconocida, la condición humana es capaz de superarla.
Ciertamente, Satán no ha perdido el empleo en este mundo. Pero la humana
condición cuenta con amplios grados de latitud y elección que se multiplican
cuando percibe con claridad esta torcida e ineludible presencia.
Oz se vale de la metáfora para graficar la situación del judío israelí. Éste
trabaja, se divierte, crea y muere más allá del volcán que le rodea y apremia.
Y piensa que la apretada presencia- dinámica e innovadora - de los judíos en
Israel es uno de los hechos más salientes del siglo XX.
Sin embargo, puede constituir una trampa si no abren un creativo camino,
particularmente en el presente contexto de armas no convencionales.
Escenarios que Oz amplía.