LECTURAS - Flipbook - Page 141
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En 1906 empezó a publicar en Hayardén, páginas que ensayaban difundir la
nueva literatura hebrea. Tres breves cuentos y dos poemas vieron aquí la
luz.
Al igual que ambiciosos jóvenes judíos abandonaron alejadas aldeas, Agnón
consideró un amplio abanico de posibilidades como razonables destinos:
Viena, París, y, por supuesto, América.
Prefirió sin embargo a Palestina.
En el camino a Viena encontró con Guershon Shofman y Joseph Haim
Brenner, escritores que en aquel momento procuraban rejuvenecer el
hebreo. También recorrió plazas y parques de la ciudad sin omitir sus
celebrados teatros.
En junio 1907 llegó a Yafo, un puerto en Palestina que entonces formaba
parte del Imperio otomano a la sazón agitado por la rebelión de los jóvenes
turcos.
Aquí conoció a Yeshosúa Radler Feldman - Rav Biniamín- quien le ofreció
compartir su modesto departamento. Agnón aceptó sin titubeos.
Poco tiempo después vio la luz su primer cuento (Agunot) que describe el
drama de dos mujeres que perdieron a sus maridos. Del título derivó el
apellido que adoptará en el andar del tiempo.
En Palestina también trabó nexos con el rabino Kook y con el escritor
Brenner, que continuarán hasta el trágico asesinato de este último en 1920.
La amistad con Arthur Rupin -quien a la sazón coordinaba la colonización
judía- le facilitó la posibilidad de trasladarse en 1912 a Alemania, país que
en aquel momento conocía una dinámica vida judía.
Nuevos horizontes
En Berlín le sorprendió saber que algunos de sus primeros relatos eran ya
conocidos. La ciudad albergaba a más de cien mil judíos; algunos de ellos como Buber, Motzkin, Shalom, Bialik, Shazar, y otros- ya habían ganado
fama.